En lo que llevo de estar vivo, he notado que la mayoría de personas en este mundo tienen o poseen grandes ambiciones todas asociadas a la tenencia de dinero y/o cualquier otro tipo de bienes materiales. El estrés diario ya sea en el trabajo o en la Universidad por lograr asegurarnos un buen puesto en algún trabajo y recibir una suma socialmente aceptada de dinero, nos ha hecho olvidar que en la inmensa mayoría de ocasiones la felicidad no proviene de estas cosas, mas si de las más sencillas e insignificantes que muchas veces pasan desapercibidas ante nuestros cansados y casi ciegos ojos.
Los medios nos invaden cada vez más con vanas y absurdas modas, todo aquel que no las siga, no es digno de ser llamado miembro de la sociedad, los hombres (varones) piensan que el costo de su automóvil y la belleza de su novia es proporcional a su hombría, mientras que las mujeres aumentan el tamaño de su pecho pero a su vez reducen el de su cerebro para acoplarse a esta “moda” que lo único que busca es hacer más ricos a los más ricos.
Tener un auto lujoso, una casa con vista a la playa o en Escazú o en Rohmoser (zonas que según las personas que viven en ellas “Escapan del subdesarrollo del país”) mas una propiedad en alguna zona turística como Guanacaste esta dentro de los sueños de muchas personas en este país y algunas otras van mucho mas allá con ambiciones sumamente ostentosas.
Sin embargo díganme ustedes una vez que hayan cumplido alguna de estas pretensiones: Ahora qué??, Que es lo que sigue??, Podre llegar más arriba??.
De qué sirve todo el dinero del mundo cuando se ha dejado toda la felicidad para conseguirlo? , De qué manera satisfacen los bienes materiales el vacio de el espíritu y el alma (que son dos cosas muy distintas)?
Con la mayor sinceridad del mundo les digo que vale más la pena compartir al lado de las personas que te importan, que un simple mensaje al correo o al Messenger (no escapo de la tecnología) pueden alegrar el corazón más que cualquier auto último modelo o que cualquier tipo de tratamiento estético. Una conversación acompañada de un helado o un café al lado de las personas que valen la pena (saludos a LAu), pueden lograr que 3 horas parezcan un breve suspiro en el tiempo, o que la mas fuerte lluvia del año (jueves pasado en Heredia) pase totalmente desapercibida mientras hablas de lo que te importa con la(s) personas que te importan.
Así que, detengámonos un momento a pensar si vale la pena dejar todo de lado por un ideal (dinero) que al final puede traer más infelicidad de lo imaginado, o por el contrario, disfrutamos de cada ínfimo detalle que la vida nos regala y así ser felices.
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